Legend has it that Chad VanGaalen has written literally hundreds of songs over several years of home-recording and busking on the streets of his native Calgary. But he'd still be a songwriter of note even if his output was limited to just "Clinically Dead", continue→
La leyenda cuenta que Chad VanGaalen ha escrito cientos de canciones a través de años de grabaciones caseras y tocando en las calles de su Calgary natal. Pero aún sería un compositor notable, aunque su producción se limitara a "Clinically Dead", la pista que nos dió la bienvenida a su mundo privado en 2004 (Infiniheart). Su entera obra destilada en dos minutos perfectos: voces frágiles / miedo, imaginaria cerebral sci-fi, guitarras raídas, arreglos glockenspiel, y ahorrativa e inventida instrumentación, cuando su trampa y su fuzz-pedal entran al afligido coro, el efecto es sísmico. La canción se ha convertido en un himno indie a la par con "New Slang" (The Shins), pero los 19 tracks de Infiniheart (marcado por somnolientas cajas de ritmos, y experimentos de sampling) dejaban en claro que no era un hombre tratando de congraciarse con los supervisores de música adolescente.
La palabra "insular" aparece a la hora de describir a VanGaalen, pero su trabajo - tanto su música y su arte visual - no transmite el miedo al mundo exterior tanto como la fantástica, a veces horrible re-imaginación de ella. Al igual que sus Robert Crumbesque estilo de dibujo, las canciones de VanGaalen transmigran sus infantiles apariciones en formas encantadoramente perversas. Pero, si fuéramos a juzgar por la canción de apertura de Skelliconnection por sí sola, nos gustaría llegar a una conclusión muy diferente de él: Este chico debe amar a Queens of the Stone Age. Después de 20 segundos de jugueteo circense en un órgano,"Flower Gardens" estalla en una orgía de dos minutos que, si no otra cosa, debe tener al menos pensando dos veces a sus jefes de Sub Pop antes de ponerlo en una gira con James Mercer. Por supuesto, los fans de Infiniheart pueden estar seguros de que es una broma total: El resto de Skelliconnection encuentra a Chad VanGaalen siendo muy mucho de sí mismo, aunque con menos "Infini" y más "Heart".
Aunque VanGaalen suena como que podría tararear After the Goldrush de Neil Young en sueños, sus canciones de cuna son de ninguna manera vinculados a la tradición clásica de rock: El enérgico "Burn 2 Ash" navega en un ritmo inquieto y un organo "one-finger" silenciado antes de disolverse en un arranque de psico-folk acústico, con un hinchado mellotron, y un violín tajante. "Wind Driving Dogs" acelera su galope vaquero en un eufórico coro gospel de doble tiempo. Y aunque "Rolling Thunder", refiere a Dylan, pero su ambiente medieval y armonías fantasmales lo definen como folk de carácter decididamente más siniestro.
La pequeña cantidad de giras que hizo para su primer disco le ha convertido en un cantante más confidente, y tal vez la interacción con el público agradecido le ha inspirado a abrir la parte más accesible de su repertorio y limitar sus garabatos electrónicos a breves ráfagas. Al igual que Infiniheart, Skelliconnection se ve socavado por la secuencia aparentemente aleatoria, todavía se siente más como una recopilación surtida que con un propósito certero, que VanGaalen trastoca el patetismo de la penúltima balada acústica "Sing Me 2 Sleep" con un cierre ráfaga de espasmos synth/drum en "Systemic Heart", sugiere un malestar persistente con las ideas de canonización y grandeza. Pero Skelliconnection sigue en pie como un documento impresionante de la composición intuitiva e inventiva de Chad VanGaalen, y sus mejores canciones ponen al descubierto su regalo para convertir lo simple en lo espectacular. --Stuart Berman
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