‘Mirror Traffic’ arranca urgente e incontestable, con los tres temas que a posteriori uno recuerda con mayor fuerza. El gran single ‘Tiger’ abre el disco, continúa ‘No One Is (As I Are Be)‘, un medio tiempo à la Nilsson, y la (más o menos) polémica ‘Senator‘ con su ya conocida, gloriosa, frase
“ya sé lo que quiere el senador, quiere una mamada”Después, la cosa vuelve a los cauces más o menos habituales. Desvaríos instrumentales (o casi) como ‘Jumblegloss’ y ‘Spazz’, intercalados con cortes de apariencia amable (‘Stick Figures Into Love’, ‘Asking Price’) y hasta dócil (‘Long Hard Book’, con su slide, ‘Share The Red’), siempre con una armonía o acorde maliciosos a la vuelta de cada esquina. Chulo, interesante, agradable, tan simple pero no tan fácil.
Afortunadamente, la guasa rockera regresa con ‘Tune Grief’, que encabeza el grupo final de estas quince canciones, con ‘Forever 28′ y ‘All Over Gently’ (puro Malkmus noventero), ‘Fall Away’ (agridulce, con apariencia de villancico por esa tímida flauta dulce) y ‘Gorgeous Georgie’, de nuevo atinada. Resumiendo, Beck ha vigilado a Malkmus y los suyos (Joanna Bolme, Mike Morris y Janet Weiss grabaron el álbum, aunque esta última les ha dejado para tocar la batería en Wild Flag) para que no se perdieran más de la cuenta y entregaran otro disco notable, solo que esta vez más pulcro, divertido y ameno de lo acostumbrado. --jenesaispop
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