Christine Owman - Throwing Knives

Christine Owman is a pop singer, for sure, but she’s not shy with experimentation. On her new record, the half-Swedish, half-Danish performer plays all of the instruments (save the drums) including cello, ukulele, bass, banjo, piano, harmonium, saw, and just about anything else you can think of. continue→
With all these elements, Throwing Knives seeks to mesh the shadowy dream world of these songs with tense, distorted elements, digging flaws into an otherwise hushed and gliding beauty. The mix can work, Owman’s whispery vocals waft over “The Conflict”, but it’s the distant scrape of a violin that makes the song haunting. The otherwise fragile “Sinners” bristles with distorted whines as it closes. The album’s most expansive moment, “Apart”, manages to be its most infectious track even as its elements seem to be poking each other all the way through. It’s a more urgent tension than these other dark tunes, and by standing out it highlights the trouble you might run into in Throwing Knives. Owman seems to be building an underlying tension, a danger that never quite comes to fruition. The quiet here, and Owman’s own overly hushes singing, never builds but instead sustains itself so that the occasional flourish (or blemish) will catch you, but the songs themselves start to drift away. Even the swirling sound of “Ffwd”, the albums loudest song by default, never quite digs its heels in the way it could. Throwing Knives shows Owman succeeding in moments, achieving interesting experiments within these songs. Sadly, though, the songs that surround those moments aren’t as memorable.


Por supuesto, Christine Owman es una cantante pop, pero no es tímida con la experimentación. En su nuevo disco, la artista sueco/danesa interpreta todos los instrumentos (salvo baterías) como cello, ukelele, bajo, banjo, piano, armonio, una sierra, y casi cualquier otra cosa que puedas imaginar. Con todos estos elementos, Throwing Knives busca tejer la oscuridad del mundo de los sueños con tensión, elementos distorsionados, excarvando fallas y planeando bellamente en un modo silencioso.

La mezcla puede funcionar, la susurrante voz de Christine flota sobre “The Conflict”, pero es el distante sonido de un violín lo que hace inquietante a la canción. La frágil “Sinners” está repleta de quejidos distorsionados como cierre. El momento más expansivo del álbum, "Apart", se las arregla para ser la canción más infecciosa, incluso cuando sus elementos parecen estar empujando unos a otros hasta el final. Es una tensión más urgente que estas melodías oscuras, y ponen en relieve la dificultad que puedes encontrar en Throwing Knives.

Owman parece ser la constructora de una tensión subyacente, del peligro de que nunca llega a buen término. La tranquilidad aquí, y la propia Owman demasiado acalla su canto, ella no construye, sino que sostiene los ocasionales floreceres (o manchas) que te atraparán, pero sus canciones tienden a alejarse.

Incluso el sonido de remolinos de "Ffwd", la canción más fuerte del disco por defecto, nunca clava los tacones en la forma en que podría. Throwing Knives muestra por momentos el futuro de Owman, consiguiendo experiencias interesantes dentro de estas canciones... --Popmatters

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1 comentario:

Anónimo dijo...

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