The Smashing Pumpkins - Mellon Collie and the Infinite Sadness

Continuando con el repaso a los mejores discos de los años 90, turno de un álbum tan complicado y criticado como brillante e influyente, “Mellon Collie and the Infinite Sadness”
Resulta muy complicado escribir una opinión sobre un disco con tantas canciones y que transmite tanto, y lo hace tan bien como éste. La sociedad en la que vivimos está dominada por la rapidez y la brevedad, parece que nos falta tiempo para todo y debemos hacer todo rápido, aunque no sea demasiado bien, pero la velocidad es lo más importante. La música no se escapa de esta dinámica, las discográficas se decantan cada vez más por grupos de un single y adiós, por música de usar y tirar. En la actualidad ya no se editan discos como “Mellon Collie and the Infinite Sadness”, uno de los trabajos más ambiciosos de la historia de la música reciente y que desafió el mundo de las industrias discográficas a base de música de excelente calidad y en grandes dosis. Ni más ni menos que 28 canciones forman parte del ya mítico “Mellon Collie and the Infinite Sadness” de Smashing Pumpkins, racionadas en dos discos. No se trata de 28 canciones en las que la mitad sean de relleno o de mala calidad, simplemente es que cada una forma un todo, ninguna es copia de otra y todas mantienen una calidad increíble.

Los Smashing Pumpkins al dar a luz este disco se arriesgaron doblemente: podría ser un auténtico fracaso respecto al boom de Siamese Dream y podría aburrir solemnemente si no conseguía ser lo suficiente variado y sorprendente. Si bien es cierto que “Mellon Collie and the Infinite Sadness” tuvo sus detractores, la mayoría de los fans de Smashing Pumpkins estamos de acuerdo en que es la obra más completa y perfecta que nos dejó la ya desaparecida banda de Chicago. Algo muy especial tiene que tener este disco para enganchar y no aburrir durante las 2 horas de su duración, y es esa inmensa calidad que irradia cada tema, ese “Made in Smashing Pumpkins” que convive con la inmensa variedad de estilos que se tocan a lo largo de los 28 temas. Música orquestal, pop, rock, metal, toques folk... todos los estilos tienen cabida en el que para muchos es la mejor obra de Smashing Pumpkins y uno de los discos esenciales de los años 90, además del doble más vendido hasta el momento. DanaX
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