David Sylvian - Manafon
Since first emerging as the lead singer of 1980s synth pop group Japan, singer/multi-instrumentalist David Sylvian has turned, in many ways most surprisingly, into one of pop music's most intrepid explorers. As early as his first solo album, the crooner with a distinctive and intentioned vibrato has been connected with the experimental and jazz scenes, continue→
Desde su surgimiento como frontman del grupo synth-pop Japan en los 80s, el cantante y multi-instrumentista David Sylvian se ha convertido sorprendentemente en uno de los más intrépidos exploradores de la música pop. Ya en su primer álbum solista, el cantante con un vibrato característico y buenas intenciones se ha conectado con la escena de jazz experimental, con los trompetistas Jon Hassell, Mark Isham and Kenny Wheeler en Brilliant Trees. Desde entonces ha colaborado con los guitarristas Robert Fripp, David Torn, Marc Ribot y Bill Frisell y los tecladistas John Taylor, Ryuchi Sakamoto & Holger Czukay* en álbumes que van desde el ambient pop al (casi)rock progresivo. También ha participado en obras multimedia, incluyendo el apropiadamente titulado Approaching Silence, y más recientemente Naoshima, que junto con la colaboración de Nine Horses y su debut, Snow Bound Sorrow , reflejan un interés creciente en todas las cosas de Noruega y artistas como el trompetista Arve Henriksen, y samplers/remixers como Jan Bang y Erik Honoré.
La improvisación libre y su nexo con lo más estructurado han sido siempre de interés para Sylvian, incluso en su última producción ostensiblemente pop, Dead Bees on a Cake, el cantante combina sus letras a veces oblicuas pero visualmente notables, con improvisaciones de dobro por Bill Frisell. Con Blemish, toma el concepto con un paso gigante en un álbum solitario en gran parte, pero en el que en cuatro de sus ocho pistas da libertad a Derek Baily (avant-garde guitarist) y Christian Fennesz (guitarist/laptop specialist) proveen improvisaciones a Sylvian, proporcionando contextos en torno al cual construye sus austeras canciones. Un álbum de remixes, The Good Son vs The Only Daughter, demostró además hasta qué punto estas ideas frugales podrían ser tomadas por manos de creativos remixers/recomposers.
Manafon lleva el proceso creativo más allá, con Sylvian tomando como punto de partida una serie de improvisaciones libres, realizadas por un colectivo internacional de improvisadores, y alrededor de ello da forma a sus palabras y desestructurada música. Aparte de añadir alguna guitarra acústica y teclados, así como algunos pianos sobremezclados por John Tilbury, estos sonidos espontáneos se han mejorado en post-producción, pero las improvisaciones se mantienen intactas y no reconstruidas como en su momento lo fueron.
Es un disco oscuro de una belleza deslumbrante, oblicua sin duda, pero que revela a Sylvian como un artista en constante crecimiento, cuyos intereses son puros, y ahora completamente alejado de las preocupaciones de la industria, que en gran parte eran inevitables para trabajar con las discográficas más importantes en la primera parte de su carrera. No es que sus discos anteriores no eran creativos o, la
presunción tiene que ser, exactamente donde estaba en ese momento, pero sin el estorbo de las imposiciones externas (incluso Nine Horses, por supuesto un grupo pop, se siente absolutamente honesto, un reflejo de lo que harían sin ningún tipo de intervención indebida, directa o sugerida), con su sello propio Samadhisound, David Sylvian ha pasado de ser un ingenioso cantante post-pop, a un innovador de primer orden.
Incluso la elección de los colectivos de Sylvian refleja la amplitud de la preocupación que trasciende las anteriores colaboraciones: desde Inglaterra / Austria, hasta Japón / EE.UU. En estas nueve canciones —ocho con letra, y un instrumental- una docena de artistas se unen en diversas permutaciones y combinaciones, desde el trío al septeto, y en muchos casos, representan primeros acercamientos. El resultado es un álbum de canciones convincentes de naturaleza abstracta, sin duda, no de la convencional forma AABA que pueden proporcionar un punto de entrada para aquellos que encuentran el concepto de inaccesible free music, demostrando que la improvisación libre no tiene por qué significar un deambular sin propósito. John Kelman
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nonI
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Etiquetas:
2009,
David Sylvian,
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