Cuanto más profundo te adentras en la música moderna, menos sentido toman nuestros gustos. Durante años, hemos encontrado que es curioso, esta devoción por igual a Tom Petty y Spacemen 3, artistas que hicieron algunos de sus discos fundamentales al mismo tiempo pero con enfoques antagónicos. ¿O qué tal la admiración a Neu! 75 y Blood on The Tracks, dos álbumes muy diferentes de dos continentes diferentes que comparten un año de lanzamiento y un lugar importante en nuestros corazones? Flying Saucer Attack y Springsteen? New Order y la No Wave. The Byrds y Bread, con Burt Bacharach?
¿Cómo se supone que un fanático de la música concilie con todo esto?
El vehículo de Adán Granduciel - frontman, rambler, chamán, Hamelin-guitarist, y aparentemente extraordinario arreglista - The War On Drugs parecía similarmente obsesionado con ideas dispares, sin compromisos en la construcción de monumentos de rock a partir de piezas que podrían ser raras parejas. En su disco debut, Wagonwheel blues, maratones de folk-rock son "dañadas" por máquinas de beats. Repetitivas piezas electrónicas e instrumentales preceden a las canciones, y el Dr. Seuss deviene en motivación lírica para una atrevida visión futurista.
Granduciel lo ha hecho de nuevo, mejor que antes: Slave Ambient, su segundo álbum propio, es una brillante extensión de 47 minutos de rock and roll, concebido con un sentido de aventura y capturado con temporadas de bravatas. Slave Ambient cuenta con un selecto grupo de músicos de Filadelfia, incluyendo a los multi-instrumentistas Dave Hartley y Bennett Robbie, y el baterista Mike Zanghi. Grabado a lo largo de los últimos cuatro años en el estudio casero de Granduciel en Philly, y los estudios Echo Mountain de Jeff Ziegler (de Uniform Recording) en Asheville, el álbum pone sus más extrañas influencias en los lugares adecuados.
Synths caen donde podrías esperar más guitarras eléctricas (y viceversa); country-rock furtivo y extravagancia pop ochentosa distorsionada. El clásico instantáneo "Baby Missiles" es parte sueño febril de Springsteen, parte himno motorik. "Original Slave" puede sonar como hillbilly-power-drone, pero "City Reprise #12" sugiere un no retiro de Phil Collins. Mientras que el revoltoso sleepy opener "Best Night" ofrece una banda con demasiadas ideas para tomar a la ligera. A la mitad del álbum "Come to the City," Granduciel dice entre aullidos y gemidos,
"Todos los caminos llevan a mí / me he estado moviendo / he estado a la deriva".Sin embargo al contrario de lo que pueda parecer, todos los sonidos arrivan coherentemente en un lugar inconfundible.
The War on Drugs son una de las bandas jóvenes más excitantes de rock 'n' roll en el mundo. La gente se pregunta que convicción, convencidos de que un acto tan nuevo o con antepasados históricos tan claros podrías llamarla una tús favoritas. Por supuesto, la música de The War on Drugs desborda con los ecos y tensiones de las canciones que todos hemos querido, sin embargo, siempre lo sentirás único y sin fisuras, una síntesis perfecta y pura de influencias en algo que suena como ninguna otra cosa. Todas las canciones de Slave Ambient son identificables al instante y complejas hasta el infinito, un entramado de ideas y energías en la construcción de elevados himnos de rock. Son canciones de futuros conversos, signos de bienvenida para gente que deberá muy pronto llamar a The War on Drugs, su banda jóven favorita en el planeta.
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o en Secretly Canadian
buffer....
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