A contra pulso. Cuando la economía del pop parece cerrarle la mano a los one hit wonder, la canción de autor y su largo y lento camino siguen dando frutos. Sin viajes en clase ejecutiva, a pulso, con sello propio o amparado por algún mecenas de gusto musical medio consciente, el género no peligra. Al contrario. Los cantores siguen, y la canción viaja apropiándose de las nuevas tecnologías. Parecen ver con ironía cómo las grandes compañías discográficas alegan que se cagan de hambre, mientras los que demoraron la siembra hoy cosechan tranquilidad.
“Puede ser más lento, pero es más feliz”, explica Lisandro Aristimuño. “Es como una relación de pareja. Si te gusta una chica y ya la tienes en la cama. No es lo mismo de la otra forma, primero la conoces, hablas con ella y vas paso a paso, las cosas duran más”Es todo lo que tengo y es todo lo que hay
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